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Artículos algo más extensos donde se tratan temas que no tienen porque ser de actualidad inmediata.

Final de la Copa del Rey 2012: Athletic Club-Barça

Se enfrentan dos históricos en esta final de la Copa del Rey 2012. Son Athletic Club de Bilbao y Fútbol Club Barcelona los dos clubes con mayor número de títulos. Sus equipos cuentan hoy con idéntica filosofía en el campo, pero también con matices diferenciales.

El Athletic Club de Marcelo Bielsa ha dado un paso más allá esta temporada respecto a lo que venía haciendo con su anterior preparador. Hablamos de un club con unos valores únicos en el globalizado mundo del fútbol. Tradicionalmente el Athletic se caracterizó por armar bravos equipos, con un juego muy similar al de la escuela británica de lucha, envío largo y fortaleza aérea.

Esta temporada hemos podido disfrutar de un Athletic  Club más parecido al fútbol de la escuela holandesa que practica el Barça. Con un dibujo de cuatro defensas, tres medios y tres puntas; con formación de triángulos en donde uno de los vértices suelta el balón y busca la movilidad. Eso no implica que el los de Marcelo Bielsa hayan relegado conceptos más familiares para la parroquia de San Mamés, como por ejemplo la superioridad aérea de Fernando Llorente en los envíos largos desde la zaga para peinar la llegada de segunda línea.

Hay una diferencia táctica muy interesante entre Athletic Club y Barçelona. Idea de juego, dibujo táctico, gusto por la posesión y la presión alta, ejecución limitada del contragolpe (transición defensa ataque lenta, salvo el recurso del envío directo, también utilizado por el Barcelona pero con recepción en los extremos); entre estas numerosas similitudes hay que anotar la diferente concepción del juego zonal.

El en Barça van, reciben y sueltan. Pero siempre desde espacios de terreno agotados, en la misma coordenada; atraen al rival y, entonces, o desequilibran o surge un cambio de orientación. Ahí está la clave, las tres piezas del triangulo marcan la movilidad, el resto de las piezas ocupan el ancho del campo y esperan. El único libre es Messi.

En el Athletic el movimiento afecta a más jugadores que los inmediatos al balón. No hay posiciones fijas, cualquiera se puede incorporar desde atrás, cualquiera se puede caer desde arriba. Los movimientos sin pelota son mucho más largos y profundos. Ya lo dijo Guardiola cuando se refirió que “van al espacio como nadie”. Muniain y Susaeta están aquí y allá. De Marcos y Ander Herrera parecen laterales y, sin embargo, juegan de volantes escoltados por Iturraspe. El único que fija es Llorente.

En defensa el Barça usa mucho más la zona que el Athletic, utilizando la misma inercia que lo comentado en términos de creación y desequilibrio. La propuesta de los leones es incluso más vibrante que la azulgrana, pero compromete físicamente.

Carencias: los rojiblancos resisten de peor forma los contragolpes, la presión alta del Barça es imposible de igualar. El juego aéreo de los culés es notablemente inferior al del Athletic. Ambas escuadras se olvidan de los disparos medios.

Veremos si Marcelo Bielsa se mantiene firme a los conceptos aplicados en toda la temporada, o nos deleita con un plan especial para conceder lo más mínimo a los chicos de Guardiola en la finalísima de Copa del Rey. ¿Sería posible que viéramos a un Athletic acudiendo a sus tradicionales señas bajando líneas para salir en largo a la llegada? Podría ser. Este Barça es mucho Barça.

La debilidad histórica del Barça en Primera división

Real Madrid y Fútbol Club Barcelona disputan históricamente el campeonato de Primera división aunque con actitud dispar cuando vienen mal dadas para ambos equipos.

En el verano de 1994 el Barça de Johan Cruyff había cerrado la temporada como subcampeón de la Champions league y campeón de Primera división. Por aquella época el Barça se sentía el mejor. Fruto de un juego de toque, ofensivo, preciosista y efectivo; los azulgrana coleccionaron títulos como la Recopa de Europa, dos veces la Copa del Rey, cuatro veces la liga y la propia Champions League entre otras victorias.

Pero lo cierto es que, por algunos tics de irregularidad en el juego de los azulgranas, parte de esos triunfos necesitaron una pizca de suerte que terminase por inclinar la balanza a su favor. Por ejemplo el gol in extremis de Jose Mari Bakero ante el Kaiserslautern a la salida de un córner, gracias al cual el Barça consiguió el pase a la final de la Champions league en 1992 y tras desperdiciar una ventaja de dos goles procedente del partido de ida. Y que decir de las tres ligas ganadas en el último minuto, dos de ellas tras sendas derrotas del Real Madrid en Tenerife.

Bakero muestra una fotografía del legendario gol ante el Kaiserslautern. Pere Puntí-Mundo Deportivo.

En el verano de 1994 existía un sabor agridulce en Barcelona. Fue excesivamente dolorosa la derrota en la final de la Champions league por cuatro goles a cero frente al A.C. Milan. Partido en el cual el Barça se provocó un harakiri de tal magnitud que se prolongó en el vestuario bajo salomónica decisión de Johan Cruyff señalando el dedo a dos vacas sagradas como Andoni Zubizarreta y Michael Laudrup. Esa temporada el Barça había caído en cuartos de final de la Copa del Rey ante el Real Betis, que militaba en segunda división.

El presidente Josep Lluís Núñez en más de una ocasión hubiera preferido mandar al holandés, preclaro y genial pero de carácter tan complicado, a tomar vientos. Pero no podía resultados mediante.

El efecto Michael Laudrup

La temporada siguiente comenzaba con una especie de plan renove para el Barça, y ahí estaba la camada de canteranos conocidos como «la quinta del mini», con Iván de la Peña como buque insignia… Pero también comenzaba con Michael Laudrup en las filas del Real Madrid.

Un Real Madrid que apenas se arrugó durante todos los años anteriores, lo cierto es que ganaron la Copa del Rey en 1993 y, como se ha comentado, bien pudo ganar la liga ese mismo año y el anterior. Comandados por la clase y la distinción de un dandy como Michael Laudrup, las internadas y el guante de Amavisca y los remates y la fe de Iván Zamorano; campeonaron en la liga. Dirigidos por Jorge Valdano, que había cambiado el Tenerife por el conjunto blanco para devolver la cuenta pendiente.

Esa misma temporada el Barça recibe cinco goles del Racing en el Sardinero. Situación indicativa, teniendo en cuenta el inaudito marcador y la poca entidad del rival, de un cambio de ciclo en el fútbol español. Los culés no pelearon título alguno esa temporada. Al curso siguiente el Barça recupera gran parte de su nivel pero se topa de frente a un Atlético de Madrid que termina siendo más fuerte y se lleva el doblete de liga y Copa del Rey. Núñez conseguía enviar a Cruyff a su casa.

Ese Atleti gozaba de excepcionales futbolistas como Pantic, Kiko, Caminero, Penev o Molina; pero la profundidad de su plantilla distaba de ser tan magna como cuando tres años más tarde el equipo se fue a segunda división. Hasta 2010 no volverían a colocar nuevos trofeos en la nutrida vitrina del Vicente Calderón.

La genética ganadora del Real Madrid

Fíjense que en unos párrafos y volviendo la vista atrás algunos años he podido plasmar con hechos la idiosincrasia y el carácter de tres de los clubes más importantes del fútbol español. El rasgo imprevisible del Atlético de Madrid, la genética ganadora del Real Madrid y la vocación por la excelencia del Fútbol Club Barcelona. Esa misma vocación que le hace bajar los brazos y perderse en el existencialismo aún cuando conserve gran parte de los argumentos futbolísticos que le habían llevado a la gloria reciente.

Para ejemplo de esto último recordemos la depresión que le provocó al Barça el traspaso de Luis Figo al Real Madrid, mucho mayor que la de Laudrup, o el penante último año de Frank Rikjaard en el banquillo culé. Es raro ver al Barça fichar una gran estrella y mucho menos de un rival directo. En el Real Madrid carecen de ese tipo de miramientos. Al Barça le obsesiona la forma, en cambio al madridismo le preocupa permanecer en el número uno sea como sea.

El Barça perdió ante Osasuna el segundo partido de la campaña en primera división, lo hizo en el momento menos oportuno y se pone a 10 puntos de un líder llamado Real Madrid que casi siempre anda por ahí, por si hay que ganar una liga y otra y otra… De lo que suceda en la próxima temporada y media será valedero para comprobar si la institución barcelonista se deja caer en el existencialismo o si ha superado esa barrera que tanto le separa del Real Madrid cuando el viento ya no sopla a favor de ruta.

Las claves tácticas del Barça-Inter

Mourinho planteó un partido estrictamente defensivo. Corrió el riesgo de que el Barcelona marcara pronto y el partido se le hiciese muy largo al Inter, pero los de Guardiola no anduvieron finos en la circulación y crearon poco peligro ante un equipo fenomenalmente armado.

La disposición inicial del conjunto Italiano era de un 4-5-1, que se convirtió en un 5-4-0 tras la expulsión de Motta. La razón, una hora por delante para defender una renta de dos goles. Y lo hicieron no solo por la pesadez del Barça en el movimiento de la pelota sinó por una fenomenal lectura de los pasillos interiores, creando siempre superioridades numéricas, hubo mucha solidaridad y un gran trabajo físico.

Efectivamente. Se dice que la clave para los equipos que juegan al ataque y con la posesión del esférico reside en una disposición bién abierta sobre el ancho del campo. Es fundamental, pero solo es un factor de desequilibrio. Lentos y alejados en la circulación, sin movilidad por los interiores y sin profundidad en las bandas. La contención del Inter empezó muy lejos de su portería.

El movimiento de mediocampistas y delanteros en zonas intermedias, al toque y con constantes apoyos, aspecto que el 4-3-3 del Barça maneja a la perfección, se presume como condición suficiente. El Barça estuvo mal ahí y, además, estuvo fatal en las finalizaciones. En partidos como este hay que pegar desde donde sea y constantemente.

El Barça salió con Messi centrado, ya no sorprende esto, con Pedro abierto en la derecha, Keita y busquets escoltando a xavi y Touré de supuesto hombre libre, que terminó siendo un lateral derecho más, ante un desdibujado Alves. Se confirma que el brasileiro no interpreta la posición del extremo.

La entrada de Jeffren por Busquets le dió un rigor táctico que más bien debiera haber previsto el técnico catalán. No entiendo el porqué de renunciar a volver a juntar a Messi y Alves por la banda. Es preciso que el Barça recupere el estilo de la pasada temporada.

Miguel Indurain, Lance Armstrong y Alberto Contador a los 27 años de edad

Por todo el mundo es sabido que el ciclismo es un deporte de mucha madurez, en donde cualquier profesional no alcanza su mejor momento hasta llegar a los 30 años de edad. Bien, la sensación de estos tiempos, Alberto Contador, está ya más cerca de los 30 que de los 25; así que me he propuesto comparar los logros de las dos mayores figuras del ciclismo en las últimas décadas con los del ciclista natural de Pinto (Madrid) en el punto vital en el que se encuentra este último.

La estructura de las principales pruebas del ciclismo profesional sigue un esquema piramidal. Así, en la cúspide, tenemos las grandes vueltas (carreras de tres semanas) siendo la de mayor prestigio el Tour de France, por delante del Giro d´Italia y la Vuelta a España. Luego vienen las carreras de una semana, como por ejemplo Volta a Catalunya, Dauphine Libere, Paris-Niza…

Por último, tenemos las clásicas o carreras de un día, con un pefil más apto para especialistas rodadores y sprinters. Así las cinco grandes de este género son: Milan-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Baston-Lieja y Giro de Lombardía. Dentro del apartado de clásicas, pero en un tono diferente, ya que se compite por selecciones nacionales y no por equipos profesionales, tenemos a los campeonatos del mundo y olímpicos en ruta y contrarrelog.

Miguel, Lance y Alberto a los 27.

En 1991 Miguel Indurain cumplía 27 años. Por aquel entonces en su palmarés de victorias globales destacaban 2 Volta a Catalunya (1989 y 1991), 2 París-Niza (1989 y 1990), Clásica de San Sebastián (1990), un subcampeonato de la Vuelta a España (1991) y un campeonato del Tour de Francia (1991); entre criteriums, clásicas y otras vueltas por el territorio español (Galicia, País Vasco, Burgos y Valencia).

Sin lugar a dudas 1991 fué el año del despegue del gran Miguelón, hasta llegar a sumar cinco Tours, dos Giros, cuatro medallas entre campeonatos del mundo y olímpiadas y la Dauphine Libere en una ocasión entre otros éxitos.

¿Que podemos decir a grandes rasgos de la trayectoria de Lance Armstrong hasta 1998? Volta a Galicia en 1991, oro en el Campeonato del Mundo en ruta de 1992, la Clásica de San Sebastian de 1995 y el Tour de luxemburgo en 1998 entre otras carreras. Por tanto le quedarían todavía sus siete Tours de Francia por delante. También ganaría importantes carreras como la Dauphine Libere en un par de ocasiones, la Vuelta a Suiza o la Flecha Valona.

A día de hoy Contador posee victorias globales en Tour de France (2007 y 2009), Giro d´Italia y Vuelta a España (ambos en 2008). Cuatro grandes, cuando a estas alturas Miguelón «solo» había ganado una de sus siete grandes y Lance ninguno de sus siete Tours. Además el menudo escalador de Pinto puede presumir de Paris-Niza (dos veces), País Vasco (dos veces), Castilla y León y Algarve…

Clásicas aparte, el futuro de este chaval da mucho miedo.

Atlético de Madrid y Athlétic de Bilbao: la decadencia rojiblanca

Cuando la familia Gil entra en el Atlético de Madrid en el año 1987, en el Real Madrid estaban viviendo de pleno la dulce época de la «La Quinta del Buitre». El club de La Castellana era poseedor de 23 Ligas y 15 Copas al cerrar la campaña 1987/1988. Mientras, los «otros grandes» presentaban el siguiente balance: El F. C. Barcelona 10 Ligas y 21 Copas, el Athlétic 8 Ligas y 23 copas, el Atlético de Madrid 8 Ligas y 6 Copas, por último, el Valencia C. F. 4 Ligas y 5 Copàs.

Desde entonces se han cerrado 21 temporadas en las que el Barça ha ganado 9 Ligas y 4 Copas, el Real Madrid 8 Ligas y 2 Copas, el Valencia C. F. 2 Ligas y 2 Copas, el Atlético de Madrid 1 Liga y 3 Copas; el Athlétic de Bilbao no gana nada desde el doblete de 1984. El balance de estos 21 años lo cierran el Deportivo con una Liga y dos Copas, tres Copas el Zaragoza, dos Copas el Espanyol y con un título copero: Sevilla, Betis, Mallorca.

El "Dream Team" cambió muchos parámetros futbolísticos y estableció el comienzo de una nueva jerarquía con el Real Madrid y el Barça mucho más distanciados.

Hoy en día el fútbol español es muchísimo más competitivo y cualquier equipo te la puede liar en cualquier partido. En cambio y a pesar de un entorno más amenazante, el Barça ha sabido crecer como club hasta plantarse con el Real Madrid como únicos y verdaderos equipos punteros, especialmente en el campeonato de Liga.

Estos dos detalles pueden explicar en parte la recesión de importancia de los clubes rojiblancos. En el  caso del Atlético de Madrid la cuestión es mucho menos excusable por el dinero consumido en fichajes extranjeros, al contrario de lo sucedido con el club vasco, cuya filosofía le confiere un punto de comprensión.

Si a los títulos cosechados les sumamos el número de subcampeonatos que acumulan el Atlético de Madrid y el Athlétic de Bilbao juntos en los últimos 21 años, tres de Copa y dos de Liga, veremos la dimensión real de lo que aquí se aborda: A pesar de la mayor presión competitiva, no se comprende el estar tan fuera de la pomada durante tantas temporadas. Han bajado considerablemente su nivel medio.

¿Cuando volverá el pueblo de Bilbao a ver bajar la Gabarra por el Nervión?

El Atleti campeón, cuestión dificil hoy día.

Como contraejemplo tenemos al Valencia, quinto en discordia entre los grandes clubes. Ha mantenido la media, la suya, claro está. En definitiva, entre los efectos colaterales de la lucha Real-Barça por ver quien fagocita mayor número de títulos y la presión de numerosos clubes que parten de posiciones más modestas en cuanto a presupuesto, masa social y solera (Deportivo, Sevilla, Zaragoza, Villareal…); el Atlético y el Athlétic, al contrario que el Valencia, se han dormido en los laureles y son mucho menos competitivos como clubes de lo que lo eran anteriormente en un fútbol español que ya no concede tanto margen de maniobra a los que se suponen más poderosos.

Posibles factores internos del retroceso.

He apuntado las limitaciones de la filosofía del club vasco en un mundo cada vez más globalizado, lo cual no constituye, bajo mi punto de vista, una excusa para no competir por un título de forma más frecuente. No se está gestionando el talento de la forma más adecuada en Lezama y es posible que la inestabilidad en las directivas de un club excesivamente anquilosado en valores como las viejas glorias deportivas y los árboles genealógicos no haya hecho nada bueno por la competitividad de sus equipos.

Lo del Atlético de Madrid es, quizá, el caso contrario. Si en el Athlétic cometen exceso de valores, aquí falta una filosofía que vaya mucho más allá del victimismo. Lo de «el pupas» puede valer como estrategia de marketing y ha contribuido a la facturación del club, pero como estrategia deportiva ha sido nefasta y, por tanto, mala para la economía a largo plazo de una empresa que invierte muchos recursos en fichajes prometedores y muchas ilusiones prontamente destrozadas.

¿Cuando se perdió «la furia roja»?

Resulta muy mediático en estos tiempos de bonanza para el fútbol español, decir que con «esos locos bajitos» (recordando aquella canción de Serrat) abandonamos por fin y de una vez por todas el fracasado mito de «la furia roja». Todo para convertirnos en unos señores campeones y con un fútbol de alta escuela. Pero desde mi punto de vista, la cuestión de lo de «la furia» no es del todo cierta; y me explico.

Hace mucho tiempo que la selección española de fútbol viene deambulando por las fases finales como si de una travesía en el desierto se tratase, en busca de una generación de oro. Vale la pena recordar en este punto que antes, al menos, el combinado español no era ni siquiera un fijo en esas fases finales. Tal generación dorada pudo ser la que campeonó en las Olimpiadas de 1992, con jugadores de talento y gusto por el toque como Berges, Guardiola, Solozabal, Alfonso, Kiko, Luis Enrrique, entre otros más aguerridos como Abelardo o Ferrer.

"Chapi" Ferrer celebra con Kiko tras anotar el gol de la victoria en la final olímpica frente a Polonia (3-2).

Pero también pudo ser una generación anterior, aquella «Quinta del Buitre» que, antes de ganar cinco ligas consecutivas con el Real Madrid, se plantó en la final de la Copa del Rey con el mismísimo Castilla. ¿Quien no recuerda con admiración a jugones como Martín Vazquez, Butragueño, Sanchís, Pardeza o Michel? Había junto a estos cinco otros de tremenda calidad técnica en la selección, por ejemplo «El lobo» Carrasco o Lopez Ufarte.

La "Quinta del Buitre" ya veteranos, con Pardeza en las filas del zaragoza.

El caso es que lo de la furia nos recuerda a un equipo de empuje, sangre sudor y lágrimas que poco tiene que ver con el perfil de los diferentes combinados nacionales desde los años 80. Lo que hoy en día gozamos viendo jugar a Xavi, Iniesta, Cesc, Torres, Villa y demás; no es otra cosa que la meta de algo que se llevaba buscando durante mucho, mucho tiempo.

Lo de la furia quizás le pegue más a unos bárbaros que juegan de blanco y beben Witbier o Helles de Munich entre otras cervezas. Pero cuidado y que no se me entienda mal, que Alemania siempre tuvo jugadores de gran talento y clase. Sin embargo, su escuela si que recuerda mucho más al empuje y los zabombazos de media distancia. En cambio, el modo de jugar que se tercia por las tierras del tinto de Rioja o el blanco Albariño, más se parece a un baile de salón y desde hace más tiempo de lo que se suele decir.

FC Barcelona y selección española. ¿Cual juega mejor?

Llorente anotó un golazo ayer, el primero con la roja. El chaval apunta fuerte de cara al próximo mundial en Sudáfrica.¿Quien juega mejor actualmente, la Selección Española o el Barça? Y la pregunta no es gratuíta, porque ambos equipos comparten cierta filosofía de juego y porque ambos equipos están estructurados por casi la misma columna vertebral, Puyol, Xavi e Iniesta. Luego lo que cambia es el contorno, Ramos por Alves, Villa por Samuel, Torres por Henry o Silva por Messi.

El resultado es prácticamente el mismo. El Barcelona intratable en España y sólido en Europa. La selección, sencillamente intratable. Por tanto las diferencias irán según si el juego conjunto del equipo o las individualidades pesen más o menos en ese resultado. Creo que en este sentido Messi marca mucha más diferencia en el Barça de lo que cualquier crack de la selección (recordad que estoy dejando de lado a Puyol, Xavi e Iniesta) dentro de la misma.

El juego del Barça me parece más alegre en el sentido de la verticalidad, llega más veces al área rival y presta mayor énfasis en ello. Sin embargo la selección marea con el dominio del juego cuando le da la gana y se pone vertical cuando le da la gana. Tiene el equipo nacional mayor libertad en ese sentido, más seguridad en que ya llegará el gol…, pero no menos ganas de jugar.

El Barça demostró ante un ordenado Sporting que se le puede pillar al contragolpe a un equipo metido atrás. Messi lo intentó, pero no estuvo tan freco como en otras citas.

Respecto a las facetas que no tienen que ver con el control de la pelota. Ambos equipos son seguros atrás y fulminantes en el contragolpe. Por lo dicho en el anterior párrafo, creo que el Barça sufre más cuando no tiene la posesión del balón, vamos que para controlar el juego necesita mucho más control del balón que la selección. Por esto el Barça llega más y se recrea con el electrónico en mayor medida que la roja, pero esta se agazapa y perdona mucho menos. Tiene más chulería España. El caso es que es un lujo, ambos vencen y convencen en igual medida.